Todas las
instituciones financieras que otorgan créditos hipotecarios solicitan una parte
del valor de la vivienda como enganche. Este valor les asegura compromiso con
el crédito por parte del beneficiario.
Entre más alto sea el enganche, menor
será la deuda contraída, por lo que aunque no influya en la tasa de interés, sí
podrá acortar sus pagos y quizá recibir otros beneficios. Sin embargo, debes
tener en cuenta algunas situaciones para valorar con cuánto iniciar tu crédito.
En el caso de una casa, las
instituciones financieras no otorgan créditos sobre el total del costo del bien
por adquirirse, sólo financian entre 80 y 95 por ciento del valor de la
propiedad. En estos casos lo conveniente es contemplar un enganche de 20 por ciento,
pues además habrá que agregar hasta 8 por ciento por gastos adicionales.
Una relación sana entre enganche y
crédito depende del ahorro que tengas antes de solicitar el crédito. Por
ejemplo, si tienes ahorrados 100 mil pesos y te interesa un casa de 500 mil,
puedes dar de enganche 40 mil dejando el resto para gastos iniciales del
crédito y un ahorro para la escrituración.
Además te convendría contratar un
crédito a máximo 15 años de plazo y adelantar pagos, especialmente durante los
primeros 5 años de vida de ese financiamiento para que se reduzca el capital.
Pregunta por el monto establecido en tu
crédito. Algunas instituciones financieras tienen establecidas cantidades en
porcentajes, mínimas y máximas requeridas para la autorización del préstamo.
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