El sector de la construcción ¿hacia dónde?


El año pasado, el sector de la construcción creció 4.8%, en términos reales. Este crecimiento destaca después del estancamiento registrado (0.0%) en 2010 y marca el primer año de aumento desde 2008. No obstante, esta tasa positiva está todavía más relacionada al efecto inercial post recesión que a cambios estructurales en el sector.
El mayor riesgo para esta rama económica es el financiamiento. El crédito de la banca comercial orientado al sector privado inició en 2012 con una tasa de dos dígitos (creció 11.3% en enero) y ascendió a 2 billones 37 mil 100 millones de pesos. Si bien dicha alza es más moderada con respecto al avance de 12.6% en diciembre de 2011, esta cifra muestra su mejor desempeño para un primer mes del año desde 2008. Al interior de este tipo de financiamiento, el crédito a la vivienda en enero de este año fue de 401 mil 800 millones de pesos, monto mayor en 6.3%, en términos anuales; además es el más alto desde noviembre del 2010; es decir, de los últimos catorce meses. Aunque los resultados son positivos, en medio de una situación internacional compleja, destaca que el sector privado muestra un interés limitado en las concesiones gubernamentales, lo que limita la expansión del mercado interno.

Asimismo, la crisis “subprime” que azotó a Estados Unidos y la del “ladrillo” en España afectó las condiciones del sector inmobiliario y México no fue la excepción. Al cierre del año pasado fueron los organismos públicos en el país, los que otorgaron 86% de los créditos para vivienda, mientras que las instituciones privadas solo lo hicieron en 14% y además seis bancos concentran 93% del crédito a la vivienda —tan solo Bancomer atiende a poco más de dos terceras partes de este mercado.
Si se mira en relación con varios países de América Latina y España, el número de créditos hipotecarios es superior en el país. Sin embargo, las cifras nos muestran que aún se está muy por debajo del nivel previo a la crisis. Así, en el periodo 2008-2011, los créditos a la vivienda otorgados por el Infonavit, son 10.4% menores del Fovissste (-12.8%), bancos (-42%) y Sofoles (-85.2%).
El sector de la vivienda representa una buena oportunidad de negocios, porque hay una demanda potencial en los próximos 20 a 30 años y de hecho ha sido el sector más dinámico en las dos últimos administraciones federales, a fin de ir abatiendo el déficit habitacional. No obstante, la utilidad de las empresas que atienden a este sector se ha quedado rezagada en los últimos cuatro años por la coyuntura económica.
En general, el crecimiento real del sector de construcción mostró fortaleza en 2011, particularmente en el primer y tercer trimestres, al aumentar por arriba de 5%; el crecimiento trimestral más alto, desde el segundo de 2008. Por otra parte, por ser un año electoral, se espera que el regreso a los números negros permanezca este año en niveles similares a los antes referidos.
El Plan Nacional de Infraestructura (2007-2012) estará entrando a su recta final este año, por lo que el gobierno tratará de empujar cuantos proyectos pueda este año, en especial cuando se muestra un rezago, de acuerdo al cronograma fijado por las autoridades, y existe un subejercicio importante.
En particular se espera que las plantas de energía, las de transmisión y la infraestructura acuática, superen la media del desarrollo de infraestructura, en general, prevista en 7% entre 2012 y 2016, al proyectarse un crecimiento de 11% en el primer caso y de 15% en el último, en el mismo periodo. Serán las inversiones en la infraestructura del transporte las que se prevén queden más rezagadas.
Sin embargo, no puede ser descartado un escenario menos optimista, ya que el entorno de violencia puede seguir ahuyentando a los inversionistas privados y prevenir a las empresas multinacionales a instalarse en territorio nacional y construir plantas. Esto, sin duda, tendría un efecto adverso en el sector de construcción residencial y no residencial. Además, no pueden soslayarse los retrasos de ministración de recursos gubernamentales en la vivienda de interés social y una menor demanda por vivienda, afectada por una economía desacelerada. 

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